La técnica de la escala

Si usted ha tenido la oportunidad de visitar a un consejero de salud mental o un psicoterapeuta, seguramente ha podido ver como ese profesional ha utilizado varias técnicas e intervenciones para ayudarle a encontrar una solución a su problema.

La gran mayoría utilizan un enfoque ecléctico, es decir que emplean técnicas de varias escuelas psicológicas. Estos métodos  muchas veces pueden ayudar al paciente a sentirse más cómodo durante la terapia para encontrar el alivio o resolver por completo el contratiempo u obstáculo que no le está dejando vivir tranquilamente.

Dentro del repertorio de intervenciones existe uno muy común, y es la ‘Técnica de la Escala’. El objetivo principal de este método es ayudar al psicoterapeuta y al paciente a ser más concretos y tangibles cuando hablan de un problema.

Debido a que los pensamientos y sentimientos no siempre son concretos, las preguntas que se usan en esta intervención proporcionan una forma de pasar de los conceptos más abstractos hacia una meta alcanzable. Por ejemplo, el profesional puede preguntar al paciente: “en una escala de 1 a 10, donde 1 es el peor sentimiento que usted ha experimentando y 10 es la emoción más agradable y satisfactoria, ¿Dónde se encuentra usted en la escala?”

Estas preguntas muchas veces ayudan al paciente y al terapeuta a identificar la gravedad del problema, además sirven para crear un plan para que el paciente pueda moverse dentro de la escala y eventualmente conseguir llegar a 8 ó 9, dependiendo de la situación y la respuesta del paciente.

La intervención de la escala también colabora para identificar metas y objetivos durante la terapia, la cual una vez establecida, el paciente y el profesional de salud mental empiezan a descubrir pequeños pasos que ayudaran a la persona a moverse de nivel.

Una serie de preguntas y análisis van a determinar el progreso de la terapia y lógicamente el progreso del paciente. Si la persona sufre de depresión o ansiedad y se ha movido de un 2 ó 3 a un 4 ó 5 en la escala, el consejero y el paciente pueden  hablar acerca de que ha hecho el paciente para moverse en la escala.

Esos pequeños triunfos pueden marcar una gran diferencia, sin embargo, en caso de que la persona no pueda moverse a otro nivel en la escala, es necesario desarrollar un plan más agresivo para reducir los síntomas del paciente. La meta en este proceso es llevar a la persona a un 9 ó 10.

Siempre tenga en mente la escala y use métodos saludables para subir poco a poco. Recuerde los pequeños triunfos marcan una gran diferencia.

Y usted,  ¿En qué parte de la escala se encuentra?

 

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