La envidia es nociva

¿Conoce a alguien que le haya hecho la vida imposible debido a la envidia? ¿Se ha sentido amenazado por los comentarios de una persona envidiosa? Si contestó sí, seguramente le va a interesar leer esto.

La envidia es un fenómeno psicológico donde sufre la persona que la experimenta y muchas veces puede hacer sufrir también a las víctimas.

Algunas veces el individuo que sufre de envidia lo demuestra de manera explícita. En otras ocasiones puede estar oculta y no se deja conocer, ver, ni sentir. De cualquier manera, la envidia es un sentimiento de frustración que usualmente es producido por el bien ajeno o por querer poseer algo, pero el individuo no encuentra la manera de conseguirlo.

Vale la pena anotar que la envidia no es una enfermedad psiquiátrica en el Manual de Diagnósticos de Psiquiatría de la Asociación Americana (DSM), pero sin duda puede traer mucho malestar a las personas que la sufren.

Para muchos la envidia, es una de las más potentes causas de infelicidad, porque puede ser muy nociva y perjudicial, ya que no solo sucumbe a la persona, sino que también puede alimentar un deseo de hacer daño a otros.

Ese impulso y deseo de hacerle mal a otras personas lo puede manifestar mediante el chisme o comentarios que pretenden indisponer a la persona envidiada. O inclusive pueden hasta tratar de agredir físicamente a su ‘adversario’.

Regularmente el envidioso es una persona insatisfecha, ya sea por su falta de madurez o por frustraciones que haya tenido en la vida. Esto puede ser lo que produce rencor hacia otras personas cuando las ve cosechando éxitos, cuando tienen dinero, poder, belleza o simplemente porque son felices. La envidia también puede llevar al individuo a un estado de impotencia y en vez de luchar por superarse, este prefiere tratar de eliminar la ‘competencia’.

Se cree que la persona envidiosa sufre de un sentimiento de inferioridad enorme y muchas veces percibe que los otros son mejores. Los defectos físicos, intelectuales o emocionales pueden llevar a un individuo a desarrollar dichos sentimientos de inferioridad. Sin duda es un verdadero choque con la realidad, cuando el envidioso, con su autoestima ya afectada, se ve frente a una persona con cualidades, virtudes, valores y atributos. Una reacción común ante esa dolorosa realidad es tratar de hacer ver mal al enviado mediante chismes, cuentos y patrañas.

Alguien me preguntaba alguna vez si la envidia se puede aprender. Es posible. Al igual que algunos temores, esta se puede aprender en algún momento de nuestras vidas.

Si desde los 2 ó 3 años de edad usted mira a su madre o un familiar cercano gritar y saltar cada que ve una cucaracha, tal vez usted haga lo mismo mas adelante. Hay que analizar detenidamente el medio ambiente donde se ha criado la persona, ya que esto podría influir mucho en el desarrollo de su propia identidad.

Desafortunadamente vemos como las comparaciones entre hermanos es algo común en muchas familias hispanas. Esto puede enviar un mensaje erróneo. El afecto de los padres puede ser percibido por el niño como algo condicional.

Además, desde la infancia muchos niños ven como algunas personas comparan lo que otros consiguen, lo que tienen o no tienen, escuchan a los padres hablar del carro o los muebles del vecino; esto los puede hacer sentir como si los demás son sus ‘rivales’ con los que tiene que competir cueste lo que cueste.

Para finalizar debo aclarar que pienso que la envidia, como toda emoción,  no es necesariamente mala, pero es necesario controlar la conducta que este sentimiento puede producir.

Para  más información acerca de este tema visite http://www.luriapsicologia.com/envidia.pdf.

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