Acoso o intimidación en las escuelas (Bullying)

Después de muchos años de investigación, hemos aprendido que el acoso y la intimidación (Bullying) en las escuelas y en la comunidad es una situación mucho más perjudicial y peligrosa para los niños de lo que originalmente se sospechaba. Por desgracia, es muy común y se está llevando a cabo en una edad más temprana, algo que nunca antes se había visto. Hemos aprendido que la intimidación tiene consecuencias graves en los niños que son victimas de este acto y también para los que la presencian.

¿Qué es exactamente el acoso o “bullying” como se conoce en inglés?

Una definición muy aceptada acerca del acoso proviene del Departamento de Educación de los Estados Unidos y dice: “Cualquier acto intencional, actos reiterados, hirientes, palabras o conductas que cometen uno o más niños en contra de otro”. Es importante anotar que estos actos son intencionales, es decir, que el agresor actúa a propósito. El agresor también repite este comportamiento y lo hace una y otra vez sin dar tregua a su victima.

Otras definiciones también incluyen la idea de que existe un desequilibrio de poder entre la victima y el agresor. En otras palabras, en una situación de acoso, muchas veces la victima simplemente no tiene la fuerza o potencia para poderse defender.

Es conveniente entender que Bullying no es un “conflicto” y por consiguiente no puede ser resuelto a través de una resolución de conflictos o una mediación, ya que estas estrategias pueden enviar un mensaje erróneo. El agresor puede manipular aun más la situación y decir que lo que sucede es un “mal entendido”. Nadie merece ser intimidado y el acoso escolar es un comportamiento que no es aceptable.

El acoso puede venir en varias formas.

• Física: el agresor causa lesiones corporales a su victima.
• Verbal: el acosador utiliza palabras que son crueles para arremeter contra la victima.
• Emocional: el agresor usa cualquier método para herir los sentimientos de otros.

La intimidación puede ser directa, tales como golpes, burlas o amenazas; o indirecta, como la exclusión, la propagación de rumores, el acoso en internet o el uso de la manipulación psicológica.

¿Cómo puedo saber si mi hijo es víctima de acoso?

Las siguientes son posibles señales que le pueden indicar si su hijo o hija es víctima de un agresor.

• Cuando son excluidos de reuniones sociales y no son invitados a ayudar a organizar fiestas o alguna celebración.
• Cuando tienen miedo de ir a la escuela o caminar solos a la escuela.
• No traen amigos a la casa y tampoco van a los hogares de sus compañeros.
• Con frecuencia evitan ir a la escuela y se quejan de dolores de cabeza, estómago u otras dolencias físicas. Diariamente alrededor de 160.000 niños en Estados Unidos faltan a la escuela por miedo a sus agresores.
• No tienen un buen amigo con quien compartir, hablar por teléfono o ir a eventos sociales.
• Llegan a casa con la mochila destrozada, la ropa rota y los libros u otras pertenencias dañadas.
• Pierden el interés en la escuela y el rendimiento académico decae significativamente.
• Prefiere estar cerca de los adultos y le da miedo jugar o asociarse con sus compañeros.
• Con frecuencia sufren de depresión, soledad, tristeza o ansiedad.
• A menudo son los últimos en ser elegidos para alguna actividad o para integrar un equipo.
• No pueden dormir bien, tienen pesadillas o lloran mientras duermen.
• Roban o piden dinero extra.
• Irritabilidad y frecuentes cambios de humor.

Sin embargo, si su hijo o hija muestra una o algunas de estas señales, esto no significa con seguridad que está siendo intimidado. Esto significa que es hora que usted tenga una conversación con su niño para saber que esta sucediendo.

Si usted cree que su hijo esta experimentando situaciones de bullying en la escuela y esto esta afectando su estado emocional y psicológico, busque ayuda de un profesional de salud mental. Para más información acerca de este tema visita

https://carlosfmartinez.com/acoso

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