Vivir una infancia sana puede determinar su futuro

Para que esta sociedad pueda tener un futuro saludable y prometedor, es importante reconocer los problemas y solucionarlos antes de que empeoren.

Estudios acerca del estrés y adversidades como la violencia, el abuso y la negligencia en los niños, señalan como estas situaciones pueden claramente debilitar el desarrollo del cerebro, y a la vez como también pueden predisponer el cuerpo a una alerta constante de estrés, cuando se trata de responder a cualquier situación en la vida diaria, por mínima que sea.

El individuo siente que tiene que estar a la defensiva a toda hora. Por otro lado, la ciencia también muestra que las relaciones estables en los primeros años de vida pueden prevenir o incluso revertir los efectos dañinos del estrés en temprana edad.

Una relación estable sin duda trae beneficios al niño y facilita el aprendizaje, un buen comportamiento y una mejor salud.

  1. Las experiencias tempranas influyen en el desarrollo del cerebro. Desde el periodo prenatal hasta los primeros años de vida, el cerebro sufre su desarrollo más rápido y las primeras experiencias determinan si su arquitectura va ser sólida o frágil. Este es un período muy sensible donde los circuitos del cerebro están abiertos a experiencias externas, ya sean positivas o negativas. Durante esta época el desarrollo emocional y  cognitivo del niño están determinados por la interacción con los adultos. Una relación de confianza y respuestas positivas conlleva a un cerebro saludable. Por otro lado, situaciones adversas pueden interrumpir el desarrollo normal del cerebro.  Por ejemplo, niños que se han criado en ambientes hostiles y desfavorables muestran disminución de la actividad cerebral, comparados con niños que crecen en hogares seguros y saludables.
  2. El estrés crónico puede ser tóxico para el cerebro en desarrollo. Aprender a lidiar con adversidades es parte importante del desarrollo del niño. Cuando nos vemos amenazados nuestros cuerpos activan una serie de respuestas psicológicas, incluyendo aumentos en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y las hormonas del estrés, como el cortisol. Cuando un niño se siente protegido y en un ambiente seguro, este aprende a hacer frente a problemas cotidianos y su nivel de estrés se reduce significativamente. Sin embargo, cuando experiencias difíciles se repiten por períodos prolongados, tales como el abuso, y sino recibe el apoyo necesario de un adulto, esto se convierte en un estrés tóxico y tiene consecuencias severas en el desarrollo interno del cerebro.
  3. Si el niño es expuesto a un constante calvario, esto sin duda va a repercutir toda la vida.  Cuando un niño crece en un ambiente donde se consume alcohol o drogas gran parte del tiempo, donde la violencia es común y el abuso y negligencia por parte de sus padres es obvia, esto va a tener consecuencias negativas en el desarrollo mental, emocional e intelectual del menor. Entre más expuesto este un niño a situaciones adversas, mayor es la probabilidad de tener atrasos en el desarrollo y otros problemas emocionales. Estudios muestran que muchos adultos que sufren de alcoholismo, depresión, enfermedades cardiacas, diabetes y otros problemas de salud, han experimentado situaciones adversas y traumáticas durante su infancia.
  4. Relaciones estables y afectuosas son esenciales para un desarrollo saludable. Los niños se desarrollan en un ambiente de relaciones interpersonales y usualmente comienzan en el hogar con los padres, familiares y miembros de la comunidad.  Estudios señalan que niños pequeños que tienen una relación segura y de confianza con sus padres experimentan un nivel de estrés mínimo cuando se asustan o se encuentran frente a un suceso fuera de lo normal. Por otro lado, cuando los niños viven en un ambiente inseguro donde la relación de los padres no es saludable, el grado de estrés es mucho más elevado cuando están frente a una situación difícil. Numerosos estudios científicos dicen que proporcionar apoyo y ayuda en una edad muy temprana puede prevenir o revertir los efectos dañinos de un estrés tóxico.    

En síntesis, el crecer en un ambiente donde se respira seguridad, amor y confianza, va a tener resultados muy favorables en el individuo.

La gran mayoría de las personas que gozan de una buena salud mental y emocional dicen haber vivido en un hogar donde sus padres les ofrecieron cariño, paz y mucho afecto. Estos podrían fácilmente ser los ingredientes perfectos para vivir una vida integra y plena.

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